Cuando un budista está muriendo, acuden monjes a acompañarlo, a la vez que cantan versos. Una vez que ha ocurrido la muerte, y cuando el cuerpo es preparado para ser quemado, los cantos de los monjes continúan. Esto lo hacen con el fin de ayudar a las energías positivas del muerto a ser liberadas. El papel de monje continua, y la familia y amigos le ofrecen comida y velas, estos dones crean buena voluntad, y se cree que esto ayuda al espíritu de la persona que ha fallecido.
La importancia de la muerte.
Los budistas tibetanos consideran el día de la muerte un acontecimiento importante, ya que creen que cuando ha ocurrido la muerte el alma queda en un trance que dura cuatro días. Al final de este tiempo, y gracias a los versos cantados por los monjes, la persona verá la luz que la llevará a renacer.
Existen diferentes denominaciones de budismo; sin embargo, los budistas en general creen en el ciclo de samsara, lo que significa que la vida y muerte son un ciclo, en donde sus acciones en la vida que están viviendo, junto con todas las encarnaciones anteriores, lo llevan de nuevo a la reencarnación.
Pero la meta final de los budistas es liberarse del ciclo vida-muerte, esto lo consiguen llegando a la iluminación, para luego alcanzar el nirvana. Este llega cuando se han liberado de todos sus deseos, así como de la noción de sí mismo.
Cuando se presenta la muerte.
Amigos y familiares del moribundo deben ir a su encuentro con el objetivo de crearle un ambiente de tranquilidad y paz, y que esté en completa comodidad. La persona debe aceptar la realidad de la muerte; de la misma manera, los que lo rodean reflexionan junto con él en las buenas acciones que realizó en esta vida, y como estas influenciarán en su reencarnación.
Cuando la persona ha muerto su cuerpo no debe ser tocado, ya que creen que el alma permanece por unos días dentro del cuerpo. Este es lavado y preparado ya sea para ser enterrado o cremado. El fallecido deberá llevar ropa ordinaria, nada ostentoso, sino la ropa que solía usar en vida. Los budista permiten la donación de órganos, también pueden ser embalsamados.
Después de la muerte.
Cuando se ha optado por cremar el cuerpo, las cenizas pueden ser guardadas por la familia, o bien, ser llevadas a un jardín del columbarium. O si se prefiere ser echadas al mar. Los servicios conmemorativos pueden ser realizados en la casa de la familia, en un monasterio.
Los asistentes pueden limitarse a la pura familia, o bien, ser extendida a toda la comunidad. Si se va a llevar a cabo una estela, el espacio en donde repose el cuerpo debe ser en un ambiente tranquilo y lleno de paz. El ataúd debe ser sencillo.
Si se quiere puede colocarse una foto del difunto, así como una imagen de Buda. Todos los dolientes deben asistir con ropa negra, ya que esta simboliza su dolor y seriedad.