Hay que tener en cuenta que el duelo es un proceso, y como tal lleva tiempo. El dolor profundo puede llevar tiempo en desaparecer, es común y de lo más normal. Por el contrario, si se obliga a superar el dolor de manera rápida, es probable que no tenga éxito.
No es bueno ponerse metas no realistas, como superar una pérdida en un dos por tres. Por el contrario, lo mejor es ser paciente y amable con uno mismo mientras se está pasando por el duelo.
Una persona puede sentirse bien en pocos meses, quizá tres o cuatro, igual la tristeza puede continuar para otros durante más tiempo, o quizá todo un año. Si se saca un promedio de superación de duelo, este sería aproximadamente un año para que las personas se sientan mejor.
Asimismo, en ocasiones los dolientes pueden experimentar una mejoría y al poco tiempo volver a sentirse miserables. En estos casos esto puede ocurrir porque se atraviesa alguna fecha importante, o evento especial que está vinculado o asociado con la persona que ha fallecido.
Distintas conductas, distintas personas.
Sin embargo, también puede encontrar que les atraen nuevas actividades. Por ejemplo, muchos dolientes se sienten atraídos por la jardinería por primera vez. Hay que poner atención a las actividades por la que se tiene interés, no importa que todavía se pueda experimentar dolor. Ya que esas luces de atención pueden llevar por el camino de la sanación.
Sin embargo, la duración del duelo puede variar, dependiendo no solo de la persona, también de la manera en que se dio la muerte, la relación que se tenía con el difunto, la manera de enfrentar el dolor de cada quien, entre otras.
El duelo por una muerte esperada es distinto al que origina la pérdida de una muerte inesperada o violenta. Ya que cuando se sabe que el ser querido va a morir, por lo general el duelo se empieza anticuadamente. Así que de manera consciente o inconsciente el ser comienza a procesar la pérdida.
En cambio, cuando se trata de una muerte inesperada no es posible dar un cierre o una despedida como se hubiera querido. Asimismo, existen situaciones como la ira o culpa que se pueden presentar, lo que afectará la duración y la profundidad del proceso de duelo.
El proceso que llevará a la sanación de la pérdida variará según la persona, y la mejoría también será diferente para cada quien. Por ejemplo, para algunos sentirse mejor será por fin dejar de llorar, volver a tener una vida social o realizar actividades dentro de la comunidad. También dormir bien, descansar, recuperar el hambre o sentirse vivo de nuevo.
Una buena herramienta para ver los progresos o entender las dificultades por la que se pasa, es llevar un diario. Poner lo que se siente sea bueno o malo. Con el paso del tiempo se notará que los días malos se van haciendo cada vez menos, y los momentos buenos y plenos aumentan. De esta manera se puede hacer un alto, reflexionar y notar el progreso que se ha tenido, aunque de momento no parezca así.
Finalmente, la cuestión es ser participe activo del proceso personal que llevará a la recuperación, esto sin forzar una recuperación inmediata. Aunque existan recomendaciones, cada persona necesitará adaptar las herramientas a su propio modelo de sanación de duelo. Cada uno tiene la responsabilidad de construir su recuperación, así dure un par de meses o un año.
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