A la largo de nuestras vidas realizamos distintos rituales para pasar de una etapa a otra. Hay que entender al ritual como actividades simbólicas que ayudan a pasar un proceso que nos moverá del lugar en donde estamos. Estos sirven para expresar pensamientos y sentimientos profundos, sobre sucesos de nuestra vida. En este sentido, el ritual del funeral es quizá el más doloroso.
Asimismo, el funeral sirve a los familiares como un proceso de curación, aquí se celebra la memoria del fallecido, se hace frente a la muerte de manera inmediata. También da beneficios a corto plazo, pues ayuda a reconocer la realidad de la muerte, ayuda a la expresión del dolor. Recuerda las creencias sobre la vida y la muerte que puedan tener los familiares, y apegarse a esa fe o creencia trae esperanza y sentido de continuidad para los que aun están vivos.
Por qué hacer un ritual funerario.
El ritual del funeral cumple pues una función muy importante, estos beneficios están relacionados con distintas necesidades emocionales y psicológicas.
- Una manera de sanar es expresando el dolor, y esto se consigue en el funeral.
- Ayuda a crear una nueva identidad propia.
- Ayuda a reconocer la realidad de la muerte.
- Ayuda a buscar un significado a la pérdida.
- Propicia estabilidad y orden alrededor de la pérdida.
- Se hace un reconocimiento y valides al legado del fallecido.
- Se recibe apoyo continuado de amigos y familiares.
Nadie puede escapar al dolor de la muerte, y en el proceso de la curación total, el ritual es un factor importante. Recordar y darle honor, traer tranquilidad. Por supuesto, habrá que pasar también por las cinco etapas del duelo: choque, enfado, negación, depresión y aceptación. Y en todo este proceso uno se puede ir ayudando de rituales personales, además del ritual del funeral.
La importancia de crear rituales propios.
Se ha confirmado que los rituales, ya sean religiosos, culturales o creados por uno mismo, son de gran ayuda para recuperar cierto sentido y control en las vidas. La pérdida lleva a desconfiar del mundo en el que se está, pues a los dolientes les parece menos seguro y confiable.
Asimismo, el ritual desempeña un rol importante para aliviar el dolor profundo. Alienta a las personas a seguir adelante, en lugar de enfrascarse en el pensamiento de lo que han pedido.
En ese sentido, conforme se vaya avanzando en el proceso del dolor, puede resultar útil realizar rituales personales. Rituales que vayan más allá del funeral. Estos están orientados a recordar al ser querido, y ayudarán a ir desarrollando una nueva identidad.
- Realizar las vacaciones favoritas del fallecido.
- Reuniones familiares para recordarlo.
- Aniversarios de cumpleaños y muerte.
- Ir al lugar en donde se enterró al ser querido.
- Plantar árbol o flores en memoria del fallecido.
- Crear un álbum o cuaderno de recuerdos.
Finalmente, no es recomendable saltar el o los rituales en donde se honre y se recuerde al ser querido, ya que esto solo prolongará el duelo y el dolor. Es importante realizarlo para poder transitar en el proceso hasta la última de sus instancias.