Es una industria que poco a poco se está permitiendo la entrada de mujeres; sin embargo, por el contrario a lo que se pudiera pensar, en lo referente a ‘’ por fin’’ las mujeres están entrando a esta industria, es interesante saber, que mas bien están retornando a un espacio en el que en un pasado participaron.
Antes del siglo XIX, las mujeres eran quienes se encargaban de cuidar a los cuerpos sin vida, además, lo recogían, lo lavaban, le frotaban hierbas con el fin de reducir el olor, lo vestían. Esto ocurría a pesar de ser un mundo en donde lo hombres dominaban.
De esta manera en la antigua Grecia, las mujeres eran las que se ocupaban de vestir, lavar y untar el cuerpo. Por su parte, los hebreos antiguos, dejaban a las mujeres realizar estas actividades, no tanto por igual de derechos, sino que al considerarlo algo impuro, lavar y vestir al cuerpo, preferían que ellas lo hicieran.
Poco a poco las mujeres fueron entrando a la industria funeraria.
Durante la guerra civil, y debido al aumento de muertos y el deseo de enviarlos de vuelta a casa, empezó a generalizarse el embalsamiento, esto dio lugar a una campaña contra las mujeres y su »incapacidad» para hacerse cargo de los procesos funerarios. A pesar de la propagando contra las mujeres y su trabajo dentro de la industria funeraria, hubo una enfermera española, Lina D. que empezó a defender la necesidad de mujeres embalsamadoras que tenía la industria.
Esa firme creencia que tenía, la llevo a mudarse a Suiza, fue ahí donde se convirtió en una experta en el embalsamiento. Para 1899 se fue a Estados Unidos, en donde se convirtió en una de las pioneras del embalsamiento. Y eso no fue todo, pues en 1901 abrió una escuela para mujeres, que llevaba su nombre.
Todo esto llevo a un movimiento en donde muchas mujeres decidieron convertirse en embalsamadoras. Lo anterior no quiere decir que la incursión de las mujeres en esta industria haya sido vista con buenos ojos. Pues el mundo de desigualdad seguía presente.
Así, en los años 50, cuando las mujeres seguían siendo consideradas en un nivel inferior al del hombre, solo les permitían tener puesto ‘’femeninos’’ tales como enfermeras, maestras o madres amas de casa. Ya en los años 60 y en pleno movimiento feminista hubo cambios, y las puertas de la industria funeraria permitió que existiera un aumento de mujeres en sus filas.
Por último, hoy en día se está empezando a ver más participación de las mujeres dentro de esta industria, y no solo como embalsamadoras, sino como directoras fúnebres y ocupando otros cargos que generalmente hacen los hombres.