Por lo general solemos leer textos que se enfocan en superar el dolor, pero orientado en el proceso o manera de entender la muerte de un adulto. Pocas veces nos ponemos a pensar en la realidad psicológica y emocional de los menores y la manera en que ellos enfrentan el duelo y el dolor de la pérdida. La muerte de un ser querido no solo conmociona a los adultos, los niños también se ven afectados.
El duelo infantil.
Se tiende a poner el modelo del adulto y su duelo en los niños, nada mas equivocado, ya que esto solo provoca confusión y malentendidos de lo que es el duelo en los niños. Cierto, que tienen similitudes, en tanto personas que somos, pero existen manifestaciones especificas en las que se diferencian.
Algunos de las actitudes que se pueden observar en los niños, como un intento de comprender y aceptar la perdida pueden ser:
- Expresar a propios o extraños que su familiar a muerto. No por insensibilidad, sino como una forma de buscar apoyo o ver a los demás y tener una idea de cómo debe sentirse.
- Actitudes que los mueven a comprender la pérdida; por ejemplo, cuando los niños realizan juegos en donde la muerte o el proceso funerario se recrea una y otra vez.
- Es común que el niño pregunte sin cesar sobre la muerte de la persona. Esto ocurre por su necesidad de asegurarse que la historia no ha cambiado.
- Las emociones causadas por la pérdida pueden llevar al niño a expresarse con ira o mala conducta. Esto provoca, por lo general, no estas emociones no sean asociadas al dolor, pues no se expresa la tristeza.
- Los niños pequeños son capaces de jugar inmediatamente después de una muerte. Esto no significa una insensibilidad o falta de conmoción. Más bien, esto es reflejo de su capacidad cognitiva y emocional.
- Los niños suelen manifestar sus sentimientos o enfrentamiento al dolor de una manera espaciada. Esto puede presentarse a lo largo de varios años después de la perdida.
- Pueden presentar dificultad para dormir.
- Despertar a causa de pesadillas; o bien, desarrollar un miedo al sueño.
- Problemas con el desenvolvimiento escolar.
Cosas que pueden servir como apoyo al niño en duelo:
- Estar disponible para él. Esto es, estar dispuesto a escucharlo, hablar con él, dar un abrazo o lo que sea necesario.
- Se atento y expresa tu pesar por lo que ha sucedido, así como la comprensión y empatía por lo que el niño debe sentir.
- Permite que el niño exprese todo el dolor que tenga, en el momento que él quiera compartirlo.
- Aliéntalo a ser paciente consigo mismo, y con su proceso de dolor.
- Hablar claro sobre lo que ocurre con un cuerpo después de la muerte ayuda al niño a tener una idea precisa de lo que ha pasado. De no ser así, puede presentar pensamientos perturbantes sobre el entierro y su proceso.
- Ten cuidado al describir la muerte. Por ejemplo, ya que si mencionas la muerte como un sueño del que no despertará, puede que el niño presente temores alrededor del sueño. Asimismo, si mencionas que el fallecido es alguien que se ha ido, podría generar sentimientos de abandono en el niño.
- No hay que limitar al niño, al contrario hay que permitirle que hable sobre el ser querido que ha muerto tanto y tan a menudo como quiera. Esto ayudará al niño a enfrentarse con la pérdida.
- Responde las preguntas del niño, incluso si parecen ser preguntas extrañas. Considera preguntarle que pensamientos o inquietudes lo han movido a formular tal pregunta. Esto puede poner en evidencia malentendidos sobre la muerte.
Por último, al tratar con niños que han sufrido alguna pérdida, es importante ser conscientes de la naturaleza especial del duelo en ellos, y no esperar que expresen sus emociones como los adultos. O que sus comportamientos revelen necesariamente su angustia interna.